El pasado mes de agosto nos propusimos, dado el interés (más mediático que técnico o pedagógico, todo hay que decirlo) que el Anteproyecto de la LOMCE había demostrado desde que dicho Anteproyecto se aprobó en Consejo de Ministros, ir “desgranando” el documento que había llegado a nuestras manos con el fin, principalmente, de llamar vuestra atención sobre aquellos aspectos que considerábamos positivos desde un punto de vista técnico, político y pedagógico.

Nuestra intención no era otra que, una vez analizado el Anteproyecto, demostrar que, a pesar de toda la controversia, la polémica, la detracción surgida desde que se supo que el nuevo Gobierno estaba trabajando sobre una nueva Ley de Educación, se ha venido filtrando en la sociedad hasta convertirse en una especie de tsunami que arrasa todo aquello que encuentra a su paso.

Nos han asustado tanto, nos han metido tanto el miedo en el cuerpo, nos han dicho tantas veces que si llega será el final de todos los derechos adquiridos y consolidados después de años y años, que, cuando voy por la calle, me recuerda aquellas manifestaciones de mi época de estudiante (prohibidas e ilegales, por supuesto) en la que los policías nacionales (más comúnmente llamados grises) sembraban el terror con sus botes de humo, sus pelotas de goma y ante los cuales, antes de echar a correr, barruntando su presencia a pocos metros de donde estábamos, todos a una, pronunciábamos, sin levantar en exceso al voz, como en sordina, aquello de: “que vienen, que vienen, shhh, shhh”, y repetíamos y repetíamos: “que vienen, que vienen, shhh”, “que vienen, que vienen, shh”…cada vez más deprisa y elevando, poco a poco, el tono de la voz. Entones sí resultaba una amenaza que podía destruir lo que considerábamos derechos inalienables, no ya como estudiantes, sino como seres humanos.

Ahora, siguiendo con la “Exposición de motivos” del anteproyecto de la LOMCE, leemos:

” El reto de una sociedad democrática es crear las condiciones para que todos los alumnos puedan adquirir y expresar sus talentos, en definitiva, el compromiso con una educación de calidad como soporte de la igualdad y la justicia social.”

Si alguien quiere manifestarte ante esto es libre de hacerlo, si alguien piensa que aquí está el principio de la destrucción de un sistema educativo de calidad puede interpretarlo así y declararlo pública y abiertamente; pero, sinceramente, creo que quien lo haga (manifestarse públicamente, enarbolar pancartas genéricas sistemáticamente contrarias al Anteproyecto de Ley) es porque no ha leído estas palabras que forman parte de una Ley contra la que dicen estar. Seguro que si hubieran leído con detenimiento este y otros fragmentos que ya hemos visto en post anteriores y algunos más que continuaremos viendo a lo largo de los próximos días, hubieran reflexionado bastante antes de adoptar esa actitud de rechazo y repulsa contra lo que se puede ser la nueva Ley para la Mejora y la Calidad de la Enseñanza.

José Manuel Romero.