Consejos para los padres cuando tus hijos te piden ayuda

En más de una ocasión hemos defendido la teoría de que, si bien es cierto que “la educación es una tarea de todos”ha sido una premisa acuñada y aceptada desde hace siglos, en los últimos años la frase “la enseñanza es una tarea de todos” parece haberse convertido en una realidad incuestionable.

 

¿Los padres deben suplantar en casa la figura del profesor del colegio?

¿Deben hacer de profesores particulares de sus hijos?

Nuestra respuesta es NO en ambos casos.

En primer lugar porque los padres han de ejercer precisamente de eso, de padres; tarea, por otra parte, nada fácil. La relación paterno-filial debe ser algo que las familias han de cuidar y salvaguardar. Ejercer de profesores siendo, ante todo, padres, no es imposible, pero sí complicado, muy complicado.

En segundo lugar porque muy pocos padres, a pesar de que, por su formación, puedan ayudar a sus hijos, poseen algo imprescindible en toda tarea de docencia: pedagogía.

Cuando damos clases particulares a nuestros hijos los tratamos, no como alumnos, sino como hijos nuestros que son. A su vez, ellos, lejos de vernos como profesores particulares, nos ven como lo que somos: sus padres. Esta realidad, lejos de ayudar, puede generar un problema añadido: discusiones, enfrentamientos, rechazo por parte de los hijos, hastío por parte de los padres…

La solución, sólo para aquellos padres preparados, pasa por una mezcla de ambos papeles, para lo cual tendremos que restar algo en nuestro papel de padres y algo en nuestro papel de profesores. De esta mezcla surge la figura del tutor, de la persona que vela y tutela porque su hijo se responsabilice de su tarea como estudiante y, aconsejándole en esa dirección (que no en la de la explicación de contenidos), ambos (padres-hijos) puedan comprobar la efectividad del estudio como tarea diaria.

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